¡Descubre el origen del intercambio de casas en el mundo!

¿Sabes cuál es el origen del intercambio de casas? Antes de que naciera Internet, una de las maneras más populares de adquirir conocimientos sobre el mundo que nos rodea era buscarse un amigo por correspondencia en algún país lejano y escribirle. Semanas más tarde, llegaba una respuesta en tu buzón: un sobre azul clarito, delgado, de correo aéreo, con sellos exóticos y tu nombre escrito con mucho esmero. Era mágico.

Profesores en el mundo

En general, era un maestro de escuela primaria el que nos aconsejaba esta enriquecedora práctica, como apoyo en alguna clase de geografía. Era una maravillosa ventana que nos permitía abarcar tanto las similitudes como las diferencias entre las gentes de nuestro planeta.

No es sorprendente que muchos de estos mismos maestros y profesores adoptaran luego esta forma de comunicación para ponerse en contacto con sus homólogos en remotos países y viajar durante el verano, cuando se terminaban las clases.

Algunos de ellos, con un marcado espíritu empresarial, también tuvieron la idea de publicar anuncios clasificados en periódicos extranjeros, destinados a personas de mentalidad abierta como ellos. Recopilaron sus nombres en una base de datos que se podía imprimir y enviar en posteriores campañas por correo. Llevó tiempo organizar semejante red pero una vez creada, fue el punto de partida del intercambio de casas para vacaciones así como de los servicios de los que disfrutamos hoy en HomeExchange, aunque ya a la velocidad del relámpago gracias a Internet.

El principio del intercambio de casas

De hecho, Ed Kushins, creó su propia versión de intercambio de casas a partir de una red llamada Trading Homes International, allá en 1992, apenas un par de años antes de que la palabra “Internet” empezara a formar parte de nuestro vocabulario. Tres años más tarde, en 1995, cuando todos estábamos aprendiendo a acceder a servicios en línea, con chirriantes módems y pantallas en blanco y negro, la primera HomeExchange pasó a ser la versión en alta tecnología de Trading Homes. Fue necesaria otra década entera hasta que HomeExchange dispuso de su primera página web internacional en funcionamiento para el intercambio de casas para vacaciones. Desde entonces,  el crecimiento de lo que ahora se conoce como “economía colaborativa” o “economía compartida” ha sido muy rápido.

Desde 2005, HomeExchange vio su número de inscripciones aumentar en un 430%, pasando a más de 65.000 miembros en unos 150 países del mundo. En números más tangibles —y sorprendentes–, esto se traduce en un total de 180.000 “habitaciones intercambiadas” y representa un ahorro estimado de 340 millones de euros para 2,1 millones de noches durante el año 2014.

La actualidad: HomeExchange, la comunidad n.1 de intercambio de casas

En la actualidad, HomeExchange es el líder mundial y la comunidad de intercambio de casas más confiable del mundo, ofreciéndote oportunidades de vacaciones auténticas, sostenibles y asequibles para que todos puedan disfrutar intercambiando sus hogares durante las vacaciones.

Después de haber desarrollado con éxito su primera compañía, GuesttoGuest, el CEO Emmanuel Arnaud y el presidente Charles-Edouard Girard recaudaron un total de 43 millones de dólares y adquirieron otros portales de intercambio de casas como Trampolinn, Itamos, HomeForHome y Knok. En 2017, además, agregaron a su cartera el pionero estadounidense HomeExchange, y luego el canadiense EchangedeMaison. Enero de 2019 marcó un punto de inflexión, cuando estas comunidades se unieron bajo su marca principal, HomeExchange. La compañía cuenta hoy día con 100 empleados y oficinas centrales en Cambridge, Massachusetts y París, Francia.

¿Cuáles son las motivaciones culturales de los HomeExchangers?

Como suele ocurrir, los números sólo dan una visión parcial. Se podría pensar que, porque el crecimiento del intercambio de casas ha sido generado por Internet, la persona típica que intercambia su vivienda es joven, experta en nuevas tecnologías y tiene como principal objetivo ahorrar dinero. Pero no todo es lo que parece.

Una encuesta ha mostrado que el 98% de nuestros miembros desean explorar el patrimonio cultural de los destinos elegidos y que el 84% visita parques naturales, museos y exposiciones en sus viajes. Además, más de los dos tercios estima que es importante estar sensibilizado al turismo responsable y ecológico y aplica este comportamiento a diario en su casa, comprando productos ecológicos (73,5%) o procedentes del comercio justo (65,3%) y apoyando causas sociales (52,7%).

Al unirse a la comunidad e interaccionar con otros miembros, son estas creencias y prácticas las que permiten realmente formar una comunidad conectada con cohesión, que comparte opiniones. Esto nos lleva a otro elemento fundamental de la economía colaborativa y del intercambio de casas en particular: la confianza. Una gran mayoría de los que intercambian casa estiman que “la gente es digna de confianza” y que, al vivir según ese principio ayudan a promover un mundo mejor para todos.

¡Prueba por ti mismo el intercambio de casas!

Hoy en día, resulta más fácil que nunca reproducir la pasión por viajar en tu propia vida. Cada día se une más gente a HomeExchange y tus oportunidades también crecen a diario, para disfrutar de más viajes que nunca en la historia.  

¿Todavía estás barajando la posibilidad de hacer tu primer intercambio de casas? Tal vez la idea de contactar con gente del mundo entero a la que no conoces aún sea algo intimidante. Pero recuerda, que  nunca se hace un intercambio con un extraño. Todo el proceso está pensado para eliminar ese temor y garantizar que las personas que vendrán a nuestra casa son tan reales y con los pies en la tierra como nosotros mismos.

Estos profesores iniciaron realmente algo grande hace más de cincuenta años. ¿Quién hubiera pensado que iban a desencadenar la “economía colaborativa” varios años más tarde?

Todos los que ya hemos vivido la enriquecedora experiencia del intercambio de casas tenemos aún más motivo para darle las gracias a un profesor.

También nos enseñaron que tenemos más puntos en común que diferencias con los demás y que al compartir nuestras viviendas, es posible descubrir el mundo sin gastar miles de euros en alojamiento en cada viaje.

Las amistades que se crean entre los que intercambian sus casas, así como la riqueza cultural de vivir como los locales, tienen un valor inestimable.