Un 24 de septiembre, Emilia Boilier, miembro de IntercambioCasas, viajó a Australia en lo que sería un viaje que cambiaría su vida. Llamadlo casualidad o serendipia, pero lo cierto es que Emilia descubrió en Australia mucho más que un maravilloso lugar. Nos deja su historia en forma de diario, compartimos con todos vosotros.
DIARIO DE UN INTERCAMBIO EN AUSTRALIA (por Emilia Boilier)
PARTE 1: LLEGADA
Don y Agnes me dieron una calurosa bienvenida y ese mismo día, algunos de sus vecinos y amigos vinieron para presentarse. Por la noche, organizaron una barbacoa e hicimos juntos una ensalada con ingredientes de su propio jardín. Lo divertido era que la lechuga se cultivaba allí en invierno, ya que su primavera y su verano es demasiado caluroso como para que se de bien.
La casa era gigante…podía perderme en ella. Y tenía unas vistas maravillosas sobre el río Noosa. El agua de la piscina estaba a 22ºC, lo cual era maravilloso pero para los australianos era demasiado frío. Pensando en mí, habían quitado la cubierta que tenían en la piscina y por mañana pude darme un baño después de desayunar…¡Fantástico!
La playa Noosa estaba a 14 minutos en coche y con mi Suzuki Grand vitara V6, me sentía segura y cómoda desplazándome. Conducir por el lado izquierdo de la carretera no era un problema, ya me había acostumbrado cuando estuve en Sudáfrica. En Australia les encantan las rotondas y no he visto ni un semáforo todavía…lo cual me gustaba mucho.
Las playas eran muy bellas y la temperatura del agua magnífica también. Por la tarde, me sentí un poco cansada, quizás por el jetlag…era como si hubiese tenido turno de noche en el trabajo. Por las noches, refrescaba muy rápido y tuve que acostumbrarme al hecho de que de repente, era de noche a las 6 P.M.
Con un pelícano en la parte delantera y con este entorno, no me supuso ningún sacrificio estar en mi casa de intrcambio durante 5 semanas 🙂
PARTE 2: VIVIENDO EN NOOSA
El encuentro que tuve con Riemer fue muy especial…el estaba también de intercambio y curiosamente era de la misma zona de los Países Bajos (Friesland) que yo. Almorzamos juntos y pudimos hablar en nuestro idioma.
Se podían realizar preciosos paseos por la zona y la carretera de la costa era accesible para sillas de ruedas también. Las vistas te dejaban sin respiración…y además…¡conseguí ver mi primer koala! ¿Sabíais que el koala duerme 22 h al día (más que cualquier otro animal)?. Las horas restantes las pasan comiendo y buscando pareja.
Por las tardes, si estaba en casa, nadaba. Ayer fui en un crucero por el río Noosa para ver el atardecer pero olvidé (como era la primera vez que lo hacía) llevar algo de comida y bebida. Por suerte, algunas señoras de Brisbane compartieron su chardonnay en el trayecto.
¡Al día siguiente tenía que que levantarme a las 5 para hacer una excursión a Fraser Island!
PARTE 3: FRASER ISLAND
La excursión a Fraser Island fue muy especial. El día empezó temprano, ya que me recogieron a las 6.00 para ver un espectacular amanecer en el que, antes de darnos cuenta, ya estábamos viendo las ballenas saltar. Un gran bonus que no suele verse habitualmente.
Estuvimos todo el día en un 4×4. Rainbow Beach fue alucinante con un magnífico brillo amarillo, para pasar a un rojo oscuro y a medida que nos acercamos parecía como si la lluvia hubiese dibujado lineas en toda la arena…espectacular arena de colores. Con el coche llegamos hasta el ferry que nos daría acceso a la Isla. Pronto vimos un primer dingo junto a otros especímenes más jóvenes de los que habitan la isla.
El Naufragio del Maheno está en esta playa desde 1935 y tiene la apariencia de arte natural, ¡bellisimo!.
Estuvimos conduciendo a través del bosque y llegamos al Lago Mackenzie, de agua cristalina y turquesa y blancas playas, geniales para un baño. Bueno, al principio fue perfecto porque luego se estropeó un poco con la llegada de algunos chicos con música. La experiencia acabó con una barbacoa y un perfecto atardecer a la vuelta.
Tras esa excursión, me esperaban un par de días en “casa” haciendo comida, paseando por la playa…
PARTE 4: ENAMORADA GRACIAS A HOMEEXCHANGE
En Febrero, Agnes me solicitó un intercambio. Después de vivir en Sudáfrica durante 12 años, decidí explorar Australia durante 5 semanas. ¡Era el momento para algo nuevo!
Riemer, que solía viajar a Nueva Zelanda, le había solicitado a Agnes un intercambio unos meses antes. Cuando Agnes vio que ambos estábamos viajando y alojándonos en Noosa y que realmente vivíamos muy cerca el uno del otro en los Países Bajos, decidió que eso no podía ser una coincidencia. Y ella se aseguró que ambos tuviésemos el teléfono del otro :).
Desde el primer momento que lo conocí, sentí que era especial…el primer contacto, y los sentimientos que afloraban en mi corazón…¡eran tan especiales!. A partir del día que el voló de vuelta a los Países Bajos, continuamos en contacto durante un largo mes de llamadas, mails y mensajes de whatsapp. ¡Estábamos tan lejos y tan cerca al mismo tiempo!
**Cuando volví a casa, los sentimientos eran incluso más intensos…nos enamoramos y teníamos mariposas en nuestros estómagos. Teníamos 50 años y no podíamos suponer que algo así iba a pasar y mucho menos que nos fuésemos a sentir de tal forma pero…¡guau! **
Ahora estamos planeando nuestro próximo intercambio. ¿Será Sudáfrica o Nueva Zelanda? No importa el destino…porque viajamos juntos.
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Los sueños se hacen realidad
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