En inglés hay una expresión que dice, “Home is where your heart is“, que podríamos traducir como “Tu hogar es donde está tu corazón“. En el caso de Mireia, su corazón no puede decidirse entre su ciudad natal, Badalona, o Brooklyn, donde ha iniciado una nueva vida con su propia familia. Cada verano, Mireia deja su casa para volver a su otra “casa”, visitar a su familia y mostrar a su hijo de 4 años la cultura en la que ella creció.

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¿Cuál fue el motivo por el que decidiste marcharte?

Cuando dejé Cataluña para ir a Estados Unidos en el año 1.999, creí que sería de forma temporal. Casi 15 años después sigo viviendo en Estados Unidos. Después de terminar la carrera, con un par de posgrados y poca experiencia profesional a mis espaldas, tenía ganas de aventura. Tenía 25 años cuando llegué a Boston para dar clases como profesora de historia en un instituto. Fue en esa ciudad donde conocí a mi marido, Mike, y después de cinco años en Boston y uno en Barcelona como recién casados, llegamos a Brooklyn en el 2006. Desde entonces, vivimos en una de las ciudades más dinámicas y con más diversidad del país.

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¿Cuándo y por qué te inscribiste en HomeExchange?

Nos inscribimos en HomeExchange en 2010 por recomendación de una de mis profesoras en Barcelona. Ella se había trasladado a Washington DC con su pareja y anteriormente ya había experimentado el intercambio de casas durante las vacaciones. Me contó que habían viajado por toda Europa intercambiando su piso de Tiana durante las vacaciones de verano. Su traslado a Washington DC era por un periodo más largo, pero terminó intercambiando su piso durante tres años seguidos, lo cual alcanzó toda su estancia profesional allí.

La clave para conseguir intercambios  convenientes a través de HomeExchange era, según mi profesora, “entender que intercambiar tu casa no era arriesgado ni extraño ya que es un acuerdo mutuo y equilibrado entre las dos partes interesadas”.

Tener un piso en ciudades de atractivo internacional, como por ejemplo, Barcelona o Nueva York, siempre ayuda a tener una gran diversidad de ofertas.

¿Cuántas veces has vuelto a tu ciudad desde que te fuiste?

Desde que formamos parte de HomeExchange, hemos hecho cinco intercambios con familias de Barcelona (centro ciudad y pueblos cercanos, como Premià de Dalt) y otro en Málaga. Y este próximo verano tampoco vamos a faltar a nuestra cita de intercambio: ¡mi hermano se casa en julio!

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¿Qué es lo primero que haces al llegar de nuevo a Badalona?

Lo primero que hacemos al llegar es instalarnos en el apartamento de intercambio, revisar las instrucciones del propietario e inspeccionar el piso para comprobar que todo esté en orden.

Como mi hijo Mateu todavía es pequeño, intentamos no dejar a su alcance ningún objeto o aparato que se pueda romper. Además, durante los últimos intercambios de casas hemos tenido la gran idea de hacer fotos de cada habitación antes de instalarnos para asegurarnos que cuando nos marchemos, todo estará en el orden y en las mismas condiciones en que los propietarios dejaron su apartamento.

Después, intentamos superar el jet-lag lo antes posible adaptándonos al horario local: una gran comilona en casa de mis padres con todos los miembros de mi familia ayuda a superar el primer día en la nueva zona horaria!

¿De qué forma contribuye HomeExchange a que vuelvas cada año?

Gracias a los intercambios de casas, desde que tuve a mi hijo he podido viajar a Cataluña cada año un mínimo de tres semanas. El factor que más ha influido es el coste del alojamiento: no tener que pagar una habitación de hotel durante las noches en las que estamos en una ciudad realmente reduce los costes de viaje.

Otro factor muy importante para nosotros es la comodidad: sobre todo cuando viajas con niños pequeños, necesitas tener muchas cosas organizadas de forma práctica; y estar en un apartamento amueblado y en condiciones, realmente facilita el proceso de adaptación.

Además, el acceso a los servicios (comercios, transporte público, restaurantes, parques, entretenimiento) que nos recomiendan los partners del intercambio siempre facilita el proceso de aposentamiento y a los dos días ya nos sentimos como en casa. Además, para nosotros también es una forma de que Mateu conozca la cultura de la que proviene su familia materna.

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¿Qué significa para ti la expresión “sentirse como en casa”? ¿Y dónde te “sientes más en casa”: en Brooklyn o en Badalona?

Sentirse como en casa para mí significa poder ser tú mismo en un entorno familiar de forma relajada, sin prisas ni presiones. A través de HomeExchange, hemos podido disfrutar de esta experiencia cada vez que hemos hecho un intercambio.

Mi casa, actualmente está en Brooklyn, donde ha crecido mi hijo Mateu. Pero  mi casa también es todavía la de mis padres, en Badalona, donde yo misma crecí. De todas formas, también en los intercambios de casas en Irlanda, Málaga o San Francisco (lugares que hemos visitado no por motivos familiares, sino por el simple placer de viajar) hemos podido sentirnos como en casa ya que hemos podido disfrutar de la cotidianidad del entorno, manteniendo las mismas rutinas familiares pero en un ambiente y paisaje muy distinto.

¿Tr ha gustado la experiencia de Mireia? ¡Quizás también puedas vivir las mismas aventuras a través de tus intercambios de casas!

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