Tres meses sabáticos en Nueva York

¿Pensando en planificar un intercambio de casas en Nueva York? "Hacer un año sabático o simplemente tomarse tres o cuatro meses de descanso puede parecer ciencia ficción. Pero lo cierto es que es posible. ¿Por que lo sé? Porque nosotros lo hicimos.” Carlos y Ana nos cuentan su primera experiencia de intercambio: nada más y nada menos que tres meses en Nueva York.

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"Habíamos pensado tomarnos tres meses de descanso, así que nuestra primera duda fue ¿cómo sobrevivir ese tiempo sin ingresos? Durante esos meses seguiríamos teniendo gastos (como los de la hipoteca) así que teníamos que buscar una alternativa económica para viajar. Por suerte cuando estábamos en esa fase de planificación alguien nos habló del intercambio de casas. Dicho y hecho. Nuestro primer intercambio de casas estaba en camino. Lo que no sabíamos es que esa aventura nos cambiaría la forma de viajar y de conocer el mundo.

Como siempre ocurre cuando planeas algo emocionante, la primera idea fue visitar mil sitios y hacer mil cosas. Pero después de valorarlo un poco decidimos que no iba con nosotros: nos gustan las visitas reposadas y disponer de tiempo para simplemente “no hacer nada”.

Y así es como surgió la idea. Nueva York sería el destino de nuestro retiro de tres meses. Enseguida lanzamos propuestas de intercambio y la verdad es que fue bastante sencillo coordinar tres intercambios diferentes con John, Tom y Andre además de Yvette y su familia. Nos parecía increíble haber conseguido los 3 intercambios de casas en Nueva York.

La primera lección del intercambio de casas la aprendimos rápido: ser flexible y dejarte llevar. Teníamos la idea de intercambiar sólo en Manhattan, pero dos de las tres ofertas que nos llegaron eran de Brooklyn. Y fue allí, en Brooklyn, donde descubrimos barrios en constante cambio, donde la vida artística y cultural era efervescente. Una zona que casi con seguridad no hubiéramos descubierto en un viaje relámpago de pocos días. El intercambio de casas en Nueva York, nos permitió descubrir la ciudad desde otro punto de vista.

Llegó el día del viaje. Después de 8 horas de vuelo nos plantamos en una bonita casa de apartamentos en Brooklyn. Al llamar al timbre, André nos recibió con un abrazo que hizo desaparecer las últimas pequeñas dudas que podíamos tener sobre el intercambio de casas. Nos había esperado porque su vuelo despegaba unas horas más tarde, una sorpresa agradable porque además tuvimos tiempo de charlar un momento y que nos diera recomendaciones sobre su barrio: dónde comer, dónde comprar… en fin, todos los lugares favoritos de alguien que vive allí. Estábamos descubriendo todas las ventajas del intercambio de casas.

Otro beneficio inesperado de encadenar intercambios es que puedes conocer a las personas con las que vas a intercambiar. Mientras vivíamos en el apartamento de André pudimos compartir una cena en Manhattan con John, nuestro segundo intercambio. Y más tarde, André nos invitó a la cena de Acción de Gracias en su apartamento. Una velada al estilo neoyorkino, con personas que vivían en Nueva York pero con orígenes en todas partes del mundo: Argentina, Brasil, Suecia, España, Alemania… Sin duda nuestro intercambio de casas en Nueva York, fue una de las mejores experiencias de nuestra vida.

Esos tres meses pasaron volando pero hubieron momentos muy intensos, en los que tuvimos tiempo de pensar, leer y pasear.

Algunos años, dos hijos y 25 intercambios más tarde, a veces pienso que quizás es el momento de desconectar otros tres meses, otra vez. Quizás pronto.

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